EUFEMISMOS Cigarro
que se te apague no lo vuelvas a encender
(Popular) Vaya por delante mi renuncia a Satanás, a sus pompas y a sus obras y a las propias de la clase política nacional que desprecia descaradamente a la ciudadanía, tomándonos por imbéciles, sin que se vislumbre mas solución posible que una anarquía bien organizada de, por y para el pueblo. Amén. Dicho
lo cual, Eufemismo es, según la Real Academia, definir
algo con palabras suaves cuando la definición exacta sonaría duro. Un eufemismo
es, sin ir más lejos, llamar madre política a la suegra,
aunque tal como está la política no sé qué será más duro. Me
hace gracia que con motivo del cambio en nuestro Pueblo podamos leer
frases como que “el
centro derecha no ha sabido renovarse y ha ganado la izquierda”. Y
digo yo: dado que el PSOE tiene a su izquierda a los comunistas
de Izquierda Unida y el PP no tiene nada a su derecha, si el PP
es, dicen, el centro
derecha ¿por qué no definen al PSOE de centro izquierda,
que tendría más lógica?. ¿Qué
les suena más suave, derechas o centro
derecha?. No hay color. ¿Y qué es el centro
derecha, además de un eufemismo?. Si le colocáramos un guión
en medio podríamos interpretar que es aquello que va desde la derecha
hasta el centro. Pero entonces, ¿qué es el centro?. ¿Quizás algo que
sirve para autodefinirse a quienes no quieren ser ni chicha ni limoná?.
Yo creo que es, sobre todo, un
afán desmesurado por suplantar aquella idea de la UCD que sirvió para
aglutinar a quienes quisieron ofrecer una alternativa a la derecha
cimentada en un régimen condenado a la desaparición, entre otras
cosas, por agotamiento de las hojas de su particular y caduco almanaque. Pero
esa es una herencia imposible. Ya no está presente, por nombrar alguno,
el espíritu de aquel Grupo Tácito, nacido bajo un techo
que me es familiar, inspirado en lemas como el de Veritatem Facientes
In Charitate, que circunda la silueta del cisne blanco posado sobre
el filo de la espada, o aquellas lápidas con sus leyendas en letras
doradas: “Para formar hombres íntegros con capacidad de dirección
y agudo sentido del bien común y la justicia social.....”. Estos
lemas ya no rigen. Los últimos dirigentes están derrochando los
beneficios de aquella transición ejemplar que sorteó muchos, muchísimos
escollos para que los españoles diéramos un ejemplo de convivencia
basado en el unas veces perdón sin olvido y otras olvido sin perdón,
sin desdeñar ejemplos en los que ambos se daban la mano. Despreciar
aquello, y especialmente si es para usarlo como esencia de la política
basura, me parece una
ofensa a la memoria histórica, un paso atrás en la historia contemporánea
de España, una frivolidad política y una imprudencia social rayana en
la temeridad. Y un chiste de mal gusto que la Sra. Ministra de AAEE
ofrezca a los iraquíes “su experiencia en transiciones” para ayudar
a la reconciliación. Que Alá les coja confesaos. Yo no
sé lo que va a pasar (soy casi todopoderoso, pero no profeta) con el centro
derecha abaranero, pero tendrán que reflexionar porque si el centro
quiere expresar tolerancia o equidistancia, retirarle el saludo a los
que no te votan, ponerlos a parir y apuntarlos en listas negras no es
precisamente una muestra de tolerancia ni de centro ni mucho menos
democrático. Que
cada uno/a se apunte a la opción política que mejor le vaya, pero
vamos a dejarnos de eufemismos
que aquí nos conocemos
todos y en ese centro derecha están los/as mismos/as que cuando
se barruntan que le has votado a otro te preguntan extrañados/as
(los/las que te hablan): ¡Ah!, ¿pero tú no eras de derechas?. ¡Con
lo complicadísimo que es hoy en día ser de derechas!. Para serlo
tienes que creer en Dios y en Bush y ése es un binomio incompatible.
Desde luego yo sólo creo en Dios y recapaciten los/as que se definen de
derechas por razón exclusiva de su credo porque el mismo Dios Padre en
el que creemos rechazó la idolatría. ¿Recuerdan la que les montó a
los que fundieron el becerro de oro?. No sería extraño que tras una
reflexión pausada y profunda de la realidad interior de cada uno/a
resulte que al final casi todos/as somos rojos/as. Y calvos/as. Y
el Sr. Cura, D. Javier, que es del único que se puede escribir
sin las puñeteras barras, a La Ribera de Molina. ¡Ay, si Berlanga
tuviera cuarenta años menos!. La Noria - Septiembre 2003 |